Escrito por: Delio G. Orozco González
En estas breves líneas, el historiador manzanillero Delio G. Orozco González es interpelado por su homólogo holguinero José Abreu Cardet en busca de información sobre uno de los símbolos de la ciudad de Manzanillo; también, para sacar a la luz los esfuerzos hechos en pos de su difusión y, al mismo tiempo, colocar en picota pública los impedimentos que, cual avalancha disolvente, han frenado la asunción colectiva de un símbolo identitario.
José Abreu: La Marcha o himno de Manzanillo ¿qué significa para los manzanilleros?
Delio Orozco: La «Marcha de Manzanillo», que fue el nombre con el cual la bautizó su autor, debiera constituir para los manzanilleros símbolo sonoro de auto-reconocimiento, nota excitativa de orgullo patrio, acicate musical para soliviantar el espíritu público y timbre de honor de su conciencia colectiva y todo ello, por la talla de su compositor (El Padre de la Patria), por el momento de su creación (4 de octubre de 1868) y las motivaciones de su aparición (Céspedes y sus compañeros de armas habían planeado, como primera acción de armas, tomar la actual ciudad de Manzanillo y la Marcha fue pensada para enardecer el espíritu de aquellos que habían comenzado a ser hombres porque decidieron ser libres). La Marcha forma parte espiritual, aunque lamentablemente no legal, de la trinidad que dota a la ciudad de un completo sistema simbólico: himno, escudo y bandera.
José Abreu: Luego de confeccionada por Céspedes ¿qué caminos ha andado en el universo musical?
Delio Orozco: Como resultado del fallo del factor sorpresa y la imposibilidad de tomar la ciudad, la Marcha quedó confinada a una página del diario mambí El Cubano Libre de fecha 26 de noviembre de 1868. Nunca, que tuviéramos conocimiento, fue musicalizada ni interpretada por nadie, hasta que a principios del presente siglo, el azar concurrente de la poesía hizo posible que el talento musical y el deber se dieran la mano para que, como Ave Fénix, la «Marcha de Manzanillo» comenzara romper las cadenas del olvido.
Era una noche del año 2004 y, ante la imagen pictórica del caudillo de Demajagua en el Teatro Manzanillo, solicité a Leo Brouwer la musicalización de la Marcha; nos acompañaba el músico bayamés Carlos Puig Premión; quien, presto y solícito demandó para sí el trabajo que cumplió de manera cabal cuando en octubre de ese año entregó copia en CD al gobierno de la ciudad y a mí. Tiempo después, Boné; quien era director de la Banda de Conciertos de Manzanillo, hizo un arreglo para dicha agrupación musical; empero, luego de una única interpretación en sus habituales retretas del parque Céspedes, la partitura se perdió o la extraviaron. Más tarde, la Dirección Municipal de Cultura encargó a un órgano su instrumentación y en una tarde cualquiera, antes de la pandemia de la Covid-19, sentados frente a los corredores de la Casa de Cultura, unas 15 o 20 personas escuchamos salir de las entrañas del órgano oriental la «Marcha de Manzanillo».
José Abreu: ¿Cuándo se interpretó?
Delio Orozco: Sus interpretaciones en vivo han estado a cargo del tenor holguinero Orlando Silverio; quizás, la más destacada de ellas -al menos para una parte de nosotros, los manzanilleros la realizó en octubre de 2015 durante un concierto que ofreció en el parque Carlos M. de Céspedes en la única edición de la Fiesta de los Inicios.
José Abreu: ¿Quién la musicaliza?
Delio Orozco: Como ha quedado dicho, el músico bayamés Carlos Puig Premión, lamentablemente ya fallecido.
José Abreu: ¿Cómo surgió la idea de que Silverio la interpretara?
Delio Orozco: Esa fue una decisión de Puig Premión. Intuyo que tener conocimiento del timbre y cualidades vocales del cantor holguinero, hizo que se decantara por este.
José Abreu: ¿Quién impulsó esa idea?
Delio Orozco: Creo, de forma inapelable, que nadie da lo que no tiene, ni ama lo que no conoce; también, que nadie quiere lo que desconoce ni defiende lo que no quiere; por ello, cuando me topé con la Marcha en el tomo I del libro Carlos Manuel de Céspedes. Escritos, obra del matrimonio de Hortensia Pichardo y Fernando Portuondo, vislumbré una pieza simbólica -otra más-, de las tantas que Manzanillo ha aportado a la cultura cubana; sin embargo, para echar a volar sus vibraciones había que empezar por casa y a ello -entre otros empeños cívicos-, he dedicado no pocas horas y esfuerzos. Reconozco al mismo tiempo que nadie es profeta en su propia tierra; por ello, la displicencia, la indiferencia y frialdad de unos no hace mella en mi espíritu, al contrario, tensa mis energías, pone a prueba mi constancia y confirma de que a las estrellas no se sube por caminos llanos ni acompañados del miedo. Desde hace más de una década propongo y sugiero acciones concretas para que la Marcha sea conocida y reconocida por los manzanilleros; también por los cubanos como una expresión concreta de ese núcleo duro de la cultura cubana que es la lucha constante por la libertad y la independencia, ora individual, ora colectiva. Esta conversación contigo se me antoja contribución a dicha pretensión; pues, para curar es preciso saber.
José Abreu: ¿Cómo se organizó?
Delio Orozco: Después del encuentro en el Teatro Manzanillo, hice llegar la letra a Carlos Puig Premión, luego visité su casa para saludarlo y ver cómo marchaba el proceso de instrumentación.
El acto creativo corrió por su cuenta y como he dicho, el bayamés cumplió como bueno.
José Abreu: ¿Cómo contactaron con Silverio?
Delio Orozco: Fue Carlos Puig quien contactó con el holguinero Orlando Silverio.
José Abreu: ¿Qué banda o grupo musical lo acompaña?
Delio Orozco: Ninguna, es solo su voz.
José Abreu: ¿Dónde y en qué fecha se realizó la interpretación?
Delio Orozco: Por parte de Orlando Silverio, aquí en Manzanillo, en octubre de 2015, una década después de su instrumentación.
José Abreu: La acogida del público.
Delio Orozco: La mayoría de los manzanilleros ni siquiera saben que existe y sobre ese desconocimiento resulta lógica la expresión de asombro cuando la escuchan: «¡Yo no sabía que existía esa Marcha!, ¿por qué no se difunde y promueve más?», suelen decir después de oír por vez primera la Marcha.
José Abreu: ¿Se publicó en la prensa, se hicieron referencia en la TV y la radio?
Delio Orozco: Sí, en 20 años y solo dos ocasiones, he tenido la oportunidad de, a través del telecentro local Golfo Visión, promover la Marcha en dos programas de corte histórico; pero, esos dos momentos nada significan por lo efímero del instante y la falta de asunción por parte de los directivos de la televisión y la radio de la utilidad pública que significaría emplearla como cortinilla entre programas o fondo para campañas de bien público.
José Abreu: ¿Qué planes tienen con esa marcha para el futuro?
Delio Orozco: No debía ser para el futuro, debe ser para el hoy. Mientras más demoremos en apuntalar los horcones identitarios, legitimar las claves del orgullo patrio y socializar en racional y emotivos modos los esfuerzos y sacrificios fundacionales; más difícil será conjurar los efectos disolutivos que hoy se abaten sobre el corpus y la cultura nacional. Por ello y porque uno no nace en un sitio por azar; sino, para dar testimonio, desde hace cerca de una década elaboré un proyecto presentado una y otra vez a las estructuras de poder en Manzanillo y una y otra vez ignorado, donde señalamos la conveniencia de imprimir plegables con el sistema simbólico de Manzanillo y distribuirlo en escuelas, organismos, instituciones y organizaciones, estatales y no estatales, para que se conozcan cuáles son los símbolos y atributos de Manzanillo. En cuanto a la Marcha, lograr que la Banda de Conciertos de Manzanillo la incorpore a su repertorio y al menos, una vez por semana (ofrece funciones los jueves y domingos), cierre su concierto con la marcial composición; y que la radio y televisión local la empleen de manera habitual en su programación para que, cuando los manzanilleros la escuchen, no se asombren de su existencia y reclamen, con justicia, difusión y divulgación de una composición que les ahíta el orgullo de ser y pertenecer.
José Abreu: Háblame de tu sentimiento hacia esa Marcha.
Delio Orozco: Como historiador no debo hacer evaluaciones sobre lo que pudo haber sido y no fue; sin embargo, como hijo y amador de este segmento de la Cuba Profunda -que un hombre no es de donde nace; sino, de donde hace y le hacen, bien y mal-, consciente al mismo tiempo de que la historia demuestra pero la literatura convence; finiquito este diálogo con un supuesto que delata mis sentimientos: -Si Céspedes, al frente del naciente Ejército Libertador, como tenía pensado, hubiera tomado la ciudad de Manzanillo y al entrar en ella hubiera distribuido entre sus habitantes la letra para enardecer el espíritu de sus habitantes invitándolos a entonarla; hoy, el Himno de la República de Cuba sería la «Marcha de Manzanillo».
Manzanillo de Cuba, martes 5 de septiembre de 2023.
A 12 kilómetros de Demajagua, Altar de la Patria.