Escrito por: Surysbel Díaz
Las maravillas que atesora la naturaleza agreste y prácticamente virgen en la zona sur del oriente cubano cautiva y enamora al visitante, y más si dirige la búsqueda o viaje hasta Parque Nacional Desembarco del Granma, en el municipio costero de Niquero. Luego de leer varias veces el artículo: El hoyo de Morlotte, una sima sin par, escrito por Yamile Luguera, especialista del Centro de Investigaciones Marinas (CIM) y miembro Ordinario de la Sociedad Espeleológica de Cuba, publicado el 17 de abril del 2020 en la revista digital Cuba subterránea, nos deja una cita con este sitio de encanto natural.
Luguera nos invade atractivamente con elementos e impresiones fenomenales sobre este lugar descubierto por un aviador Francés de apellido Morlotte en 1938, quien sobrevolaba el área de Cabo Cruz y desde el aire avistó este accidente cársico de considerables dimensiones. Gracias a este descubridor aéreo se debe el nombre del sitio, Morlotte como su apellido precisamente. La extensión total del área es de 25764 ha, de las cuales el 73 % son terrestres y el resto están asociadas a superficies marinas, posee 55 metros de diámetro y 78 de profundidad, afirma la especialista.
Ha sido explorado por varios grupos de geografía e historia, arqueología y espeleología algunos nombrados: Humboldt, Martel, Guacanayabo, los cuales han aportados a través de sus investigaciones realizadas un acercamiento significativo del área y sus bellezas asociadas. Un dato importante descansa en que esta sima fue una dolina excavada en el diente de perro, como se originan casi todas las cuevas verticales.
¿Manuel Sánchez llegó hasta allí?
En muchas publicaciones y otros escritos redactados para plataformas sociodigitales así como en las visitas que se realizan al Museo Municipal de Media Luna se realza la labor arqueológica y fecunda de Sánchez en los territorios Media Luna, Pilón y Niquero explorando en este último las zonas de Cabo Cruz, la cueva del Fustete y quedando totalmente asombrado con el hoyo de Morlotte. El investigador medialunero Ricardo Vázquez Mestre, venera la personalidad de Sánchez Silveira. Destaca en Manuel el extraordinario amor por la naturaleza y por la región que habitó y estudió con pasión, donde descubrió importantes y numerosos sitios arqueológicos. Nos comparte al respecto una cita de la carta que le escribe el Doctor a su colega y amigo Antonio Núñez Jiménez el 5 de enero de 1950 refiriéndose a la zona del sur del Guacanayabo e invitándolo a venir a conocerla:
… “Esto es agreste pero digno de estudio: aquí fue donde el jején puso el huevo»… “Pienso que partamos de Niquero para la cueva del Fustete, luego a la de Agua Fina. Estudiar el Cabo (se refiere a Cabo Cruz) y Belíc con sus pueblos indios…”
En otra de sus cartas a Núñez Jiménez, del 1ro de diciembre del mismo año le confiesa: “En estos días estoy ‘Infectado’ de arqueología” –y más adelante añade – “Yo no paro hasta encontrar un disco volador o un similar de los atlantes…”
Sin dudas el Hoyo de Morlotte constituye una joya natural para la naturaleza del Oriente Cubano. Allí, donde moluscos, anfibios, mamíferos, hermosas mariposas y una vegetación que destella por el verdor particular y número de especies que posee, Manuel dejó su huella como amante apasionado de cada roca que distingue la singularidad de nuestra tierra, su belleza y esplendor.