Por: Ernesto Parra Muñoz
Contaba mi abuela Silvia Esther, que aquel 2 de septiembre de 1953, bajo un gran aguacero que por su intensidad le llaman temporal, llegó al mundo aquella niña, que en un inicio, mi abuelo Luis, su padre quería ponerle como nombre Gioconda Brígida, pero el amor maternal inclinó la idea de llamarla Lucía en honor a su tía Lucía Rojas, hermana de su abuela materna.
De niña mostró su preferencia por las letras, iniciando sus pininos en la poesía a través de una libreta gruesa rayada entregada por su madre, para que con su uso, la convirtiera en el refugio de las muzas inspiradoras que la acompañan en su creación literaria
En su antología poética Trébol de la Suerte, publicada por ediciones Unión en el año 2015, el poeta Luis Carlos Suárez, su esposo, uno de sus críticos más notables en el panorama literario señaló «cuando decidió escribir poemas en prosa, e introducir rupturas no lo hizo por alarde, sino porque lo que necesitaba decir; requería, de esas formas, cuando tuvo que retornar los tradicionales, escribió ovillejos, décimas y sonetos».
Juventina Soler Palomino, a nombre de los escritores y artistas granmenses señaló: ‘ para esta mujer su poesía es omnipresente, marca todas sus edades y tiempos… «Es la novia de una ciudad, de esta ciudad.. y como mujer irreverente le hace corresponder desde el verdor de su naturaleza.
A estos 70 años con sabor de quinceañera, llegó el ministro de Cultura, junto a las máximas autoridades políticas y gubernamentales de la provincia, acompañado por un grupo de intelectuales pertenecientes a la vanguardia artística literaria de Cuba, amigos que conocen de su obra, de su paso durante 17 años por la Uneac en Granma, siendo la única mujer poetisa en asumir tan díficil responsabilidad desde su Bayamo natal.
Francisco López Sacha amigo de los años dijo: » te estamos rindiendo un pequeño homenaje para todo el enorme homenaje que mereces, como madre, esposa, como amiga, compañera, como escritora. Qué hermoso es ser tu contemporáneo, haber trabajado juntos en esta pelea desde aquí, desde La Habana, desde todas partes, de haber logrado la unidad del movimiento intelectual en esta provincia… Ahora, los artistas y escritores que viven aquí, te deben un pedazo de la libertad que ellos han alcanzado, señaló.
Al preguntarle si ha recibido la condición de Hija Ilustre de su ciudad, confesó que en los tiempos de María Luisa Milanés, Úrsula de Céspedes, José Fornaris, su tatarabuelo Manuel Muñoz, no se daban esos títulos o reconocimientos y quien dice que ellos, no son hijos ilustres de Bayamo, la mayor satisfacción se vive cuando el pueblo valora y reconoce tu obra, muestras así, las vivo dia a día de parte de mujeres trabajadoras, amas de casas, los amigos, mis vecinos.
El agasajo de los escritores granmenses y de los habitantes de su Bayamo natal, reconocen su quehacer como una mujer creadora, que canta desde el verso al amor, a los hijos, a la familia, como una mujer excepcional, como fueron en sus tiempos, La Avellaneda, Dulce María Loynaz, Úrsula de Céspedes, María Luisa Milanés, mujerisimas poetas, que su impronta marcan este 70 cumpleaños, suficientes, para cantar de nuevo a la ciudad que te rinde honores y hace realidad los sueños, de esta gentil bayamesa.