Escrito por: Diana Iglesias Aguilar
Tengo delante de mí a un artista joven, entre la experiencia de tres lustros de vida artística y la madurez de la cuarta década de vida. Un pintor dedicado a la abstracción como motivo de creación, con varias decenas de exposiciones colectivas, más de una docena personales y una productividad creciente sobretodo en los últimos cinco años a pesar de los sinsabores globales.
La contemporaneidad y el vivir en el mismo barrio nos acerca, además de la concreción de uno de sus sueños: la inauguración del Estudio Friman, galería donde expone «De fin a principio», muestra inaugural de infinitos proyectos que vendrán.
En esta fecha estará exponiendo por primera vez en la galería «El reino de este mundo» en la Biblioteca Nacional José Martí, otra aparición suya en la capital cubana, esta vez descubierto e invitado por Rafael Acosta de Arriba, bien conocedor del abstraccionismo. Para que el público conozca mejor al artista, conversamos. Así que aprieto el gatillo y disparo, taza de café por medio.
¿Cómo llegó a ti la pintura o tú a ella?
Soy de Bayamo, el menor de tres hermanos que me llevan 8 y 7 años de diferencia. Mi mamá buscó la pintura como entretenimiento para mi hermano mayor y siempre la pintura nos acompañó. Ese hermano estudió Diseño Industrial en La Habana y ahí comencé yo interesarme por el dibujo, cuando el traía sus carpetas de trabajo y explicaba a la familia sus resultados, tendría yo once años. Nunca me vinculé a galerías, ni la casa de cultura.
Comencé a estudiar en el Pedagógico de Manzanillo la licenciatura en educación plástica, pensé que la carrera era más técnica que teórica y surgió un hambre de pintar y vino la inauguración de las escuelas profesionales de artes plásticas Carlos Enríquez y Guayasamín en Manzanillo y Bayamo respectivamente.
Por esa época, con 19 años, visito por primera vez una galería de arte, no quería entrar o no sabía cuánto costaba, fui con un amigo, compañero de estudio que me dijo era gratis la entrada. Interrumpo mi carrera de licenciado terminando tercer año y apuesto por comenzar a estudiar en las Tunas nivel medio en Artes plásticas.
¿Por qué la abstracción, que hay en ese mundo sin figuras de atractivo?
Cuando empiezo en medio de la pintura quería ser pintor figurativo de verdad. Estudio fuerte, busco información y era difícil porque no tenía internet, estaba entonces en el boom el maestro Cosme Proenza. El alumno de Cosme, el manzanillero Alexis Pantoja fue lo primero que vi, con una fuerza del paisaje tremenda, ahí pensé que quería ser ese pintor figurativo.
Entrando a la Academia profesional de artes plásticas de Las Tunas, que nunca tuvo nombre,ya tenía vencida la parte teórica, yo era polilloso y me fui a la parte técnica, siempre me mantuve dibujando. En mi familia el cambio resultó de diversa reacción: mi madre se abstuvo pero ella sabía que yo apostaba por todo y mi abuela también, mi papá no estuvo conforme luego entendió, mi hermano mayor, el diseñador si me apoyó y luego los demás se dieron cuenta de que en arte no cuentan los títulos.
El clima de la escuela de arte era espectacular, a pesar de no tener todas las condiciones físicas. Dibujaba mucho y vi una exposición de carboncillo con efectos y me llamo la atención. Por hobby cogía una sección de una obra de Humberto Boccioni pintor futurista y dibujaba al carboncillo, se fueron convirtiendo en abstracción. Conversando con un profesor le mostré los dibujos al carboncillo y me retó a hacer esos dibujos en pintura. Para mí la pintura abstracta era muy simple, era un facilisimo y comprendí que no era así.
Estudié la abstracción cómo fenómeno, el movimiento cubano, en Las Tunas había un movimiento de arte abstracto y fui comprendiendo lo que sucedía, me impulsaron a intentar, ese profesor que lo mantengo en el anonimato, pero en algún momento tendré un detalle con él, porque me ayudó mucho en ese momento inicial, conversaba mucho conmigo de como se construye el arte.
¿Cómo fueron los primeros años de graduado?
Me tocó hacer la tesis de grado en Bayamo, consistió en una investigación y varias obras. Mi primera exposición fue en el Centro de Arte que estaba donde hoy radica la galería Ventanas. Comienzo a trabajar en el Consejo de las artes plásticas y luego en taller Pequeña dimensión, que me gustaba porque había grabado y máquinas de impresión donadas por Nelson Domínguez y fue muy nutritivo para mí.
Estaba recién graduado tenía hambre de exponer, colaboré con la academia Guayasamín, impartiendo taller de plástica a primer año. Hice las exposiciones «Ocupaciones», «Espacio y forma», «Sustancia geométrica». También hice mi primera expo de grabado en monotipia para una Fiesta de la Cubanía, tenía hambre de exponer, que mantengo. Hay que ser consecuente con la obra, no debe aburrir.
Como especialista en artes plásticas, en 2016 hice tres exposiciones al mismo tiempo, una retrospectiva en Casa de Cultura, una de grabado en la sede de la UNEAC y de pinturas nuevas en el Centro de arte.
¿Cuándo decides ser artista independiente?
En el 2016 fue mi definición como artista independiente y expuse en el Palacio de Lombillo en La Habana, también en Santiago de Cuba, Camagüey, Sancti Spíritus, Guantánamo. Ya una obra mía había quedado registrada en el libro «La pintura abstracta en Cuba» que compiló Luis García Peraza y fue presentado en Miami.