Escrito por: Diana Iglesias Aguilar
La prensa escrita, periódica, como testigo y condimento de ideas independentistas, acompañó a la generación fundacional de la nación y en aquellos días de octubre de 1868, donde en Bayamo se libraron combates sucesivos durante tres días, se irguió el periódico El Cubano Libre como estandarte de libertad y de ideas emancipadoras.
El primer periódico con carácter independentista, fuera del alcance de las autoridades españolas surge en el fragor del combate. Ya Carlos Manuel de Céspedes había señalado su necesidad y la semilla fructifica en las fértiles mentes de sus colaboradores.
El joven poeta y periodista José Joaquín Palma tiene a su cargo entonces la tarea de editor de aquellos primeros números que no saldrán en forma diaria y si aleatoria hasta enero de 1869, fecha en que los patriotas deciden prender fuego a la segunda villa para no dejarla en manos enemigas.
Luego seria retomada la edición, en la misma imprenta, extraída de la ciudad, en julio de 1869 pero en los campos camagüeyanos, y volvería a llevar enardecidas ideas en la guerra de 1895 y en 1958, cuando el guerrillero argentino Ernesto Guevara, estudioso de la contienda independentista, encontrara razón en una edición a tono con los días que corren en la guerra de guerrillas contra la dictadura batistiana en Cuba, a noventa años de la fundación de aquel primero periódico insurrecto.
Junto al grito de independencia, la creación de la bandera de Céspedes, la que ondea en las primeras jornadas de la guerra -hasta abril de 1869 cuando la Asamblea Constituyente en Guáimaro determine que la bandera cubana es la diseñada en 1849 por Miguel Teurbe Tolón, durante su estancia en Nueva York a petición de Narciso López- la interpretación pública de La bayamesa de Perucho Figueredo: El Cubano Libre está cumpliendo 155 años de creado, como otro de los acontecimientos culturales primigenios de la nación cubana, un aporte de la literatura a la reciente identidad nacional.
Desde la mitad de la década de 1850 llega la imprenta a Bayamo, llevada por el trinitario Francisco Murtra que goza de la confianza del gobierno español, en dicha imprenta tendrá lugar el nacimiento del primero Boletín de Bayamo, y luego de La Regeneración de Bayamo, un auténtico látigo a los atropellos del gobierno colonial español hacia los cubanos y el pulso a la cotidianidad de la región, no solo en el orden económico y social, sino también literario y cultural.
El Cubano libre recoge entonces desde el manifiesto del 10 de octubre, leído a viva voz por Carlos Manuel en La Demajagua el 10 de octubre, hasta La bayamesa de Pedro Figueredo, Himno patriótico, así como enardecidas poesías de aquellos hombres donde convergen Revolución, independencia y arte. También leyes y reglamentos de la vida en libertad y finalmente en diciembre de 1868 la norma jurídica que establece la libertad de los negros, una de las mayores razones de peso del inicio de la guerra: abolir la ignominiosa esclavitud.
Del nombre del periódico que nace en medio de las balas, el ir y venir de mujeres y niños dentro de la ciudad, aguardando por la entrada de los héroes, sale de la garganta de Palma en medio de la discusión para otorgarle titulo: ¿No vamos a liberar al cubano? Pues debe llamarse El Cubano Libre.
Entonces vienen a mi mente imágenes evocadas por las lecturas del momento fundacional. Un hombre alto, de piel blanquísima y tez rosada, de donde pende una nutrida barba de hijos dorados que iluminan las cuencas azules de los ojos, vestido con un pantalón oscuro y camisa clara, remangada y salpicada de tinta, con un delantal manchado de letras y sudores, con la hoja en la mano, sacudiéndola y entregándola a los que se le van acercando a leer que Cuba ya no será más esclava porque sus hijos se levantan como hermanos…y un tropel de caballos se le aproxima y entre ellos Carlos Manuel, con una sonrisa de satisfacción presto al abrazo y el agradecimiento al joven poeta, por la concreción de un hecho que el abogado y músico, poeta y estratega, ya sabe histórico, por eso lo guarda con celo entre sus pertenencias, hasta que cinco años más tarde, la Cámara de Representantes en un golpe artero le exigirá los entregue, como parte del despojo al hombre que prefirió dar a torcer sus brazos y ser respetuoso de la ley, y así evitar el derramamiento de sangre entre hermanos.