Escrito por: Diana Iglesias Aguilar
En Bayamo late el corazón de la poesía: mostró sus mejores diástole y sístole el vital órgano con la fundación en fecha reciente de la Escuela Nacional de Poesía José Joaquín Palma, ( primera del país) heredera de una tradición lírica de más de dos siglos, que muestra sus frutos más tiernos con la participación de niños y jóvenes de un espacio fijo, como parte de la Cruzada Poética Infantil que hasta finales de agosto se realiza en la provincia de Granma, y para saludar al Primer Congreso del Movimiento Poético Mundial.
El espacio fijo, nombrado Desde el Corazón de la Poesía, tuvo lugar en el parque de la escuela de poesía José Joaquín Palma de la Ciudad Monumento Nacional, en su centro histórico, muy cerca de donde ocurrieron los acontecimientos medulares para la fundación de la nación y la nacionalidad.
Además de la participación de niños, adolescentes y jóvenes de los talleres de creación literaria de Jiguaní, Guisa y Bayamo, participaron intelectuales que abordaron el tema: La cultura cubana y su proceso de transculturación.
De conjunto en Comité Provincial de la Uneac y la Biblioteca 1868, apoyaron para inaugurar la posición bibliográfica, La negritud en Cuba, momento aderezado con música afrocubana, cantos de ancestros interpretados por el Grupo Yoruba Man.
Los más jóvenes poetas hicieron una lectura comentada del libro Cocorí, del Joaquín Gutiérrez y leyeron sus poesías. Algunos de ellos merecedores de premios provinciales y nacionales en poesía y narrativa.
Con el auspicio del Consejo Provincial de Casas de Culturas, el Sectorial de Cultura en Granma, es apenas una muestra de cuánto se proyecta para mantener viva la tradición lírica que viene de las generaciones de bayameses que compusieron canciones que trascendieron en el tiempo como las bayamesas (1851-1867). La generación que inició la guerra por la independencia en Cuba se caracterizaron por ser mujeres y hombres de amplia cultura, practicantes de las artes como la música, la composición poética, el teatro.
Palma, quien da nombre a la escuela de poesía local, fue el más joven del núcleo de los patriotas independentistas, primer biógrafo de Carlos Manuel de Céspedes y al emigrar en busca de apoyo se convierte en el autor del poema Guatemala feliz, que se convertirá a finales del siglo XIX en el himno nacional del país centroamericano.